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CAFÉ TURCO
Me preguntas por mi juventud
y te digo que fue rara. ¿Por qué?,
insistes, y yo respondo que no sé.
La época, supongo, y una forma
equivocada de interpretar el mundo,
o de encontrar mi lugar en él.
Entonces me propones un juego.
Piensa en tres cosas, dices,
las primeras que imagines
en la antesala de aquel tiempo,
qué sé yo, un aroma, una casa,
o un paisaje de palabras. Y sonríes.
Te miro, tan joven, tan diferente
a mí. Y digo: el húsar a caballo,
sable en mano, pintado por Gericault;
la mariposa de la calavera naranja
que aparece en un cuento de Poe;
el patio colonial de un hospital
de provincias: su olor a éter.
Y al decírtelo creo que comprendo
-húsares, calaveras, hospitales-
lo que antes nunca comprendí:
la rareza de esos años que perdí,
los días de quien consigo fue cruel.
Tú callas. Ya no sonríes. Ni siquiera
sé si sabes de Poe, de Gericault quién fue.
Pero no los necesitas para mirar así,
como si estrenaras la vida y ella a ti.
Pues no me extraña, anda -y aquí
coges mi mano-, vayamos a un café
(recuerdo que sonaba música sufí),
y lo que no conociste, yo te lo enseñaré.
No por obvio, el final es baladí:
aquella tarde, entre tus brazos, supe
lo que podría haber sido y nunca fui.
Mi canción es por si no fue suficiente
la manera en que te lo agradecí.
.
Thèodore GÉRICAULT, Ruan 1791-París 1824.Es el prototipo de artista romántico por su independencia de carácter y tendencia a representar acciones dramáticas, cargadas de emoción . Está infuido por la pintura del Barroco -sobre todo Rubens- a quien recuerda en la monumentalidad, sentido del movimiento, uso del claroscuro y lujoso colorido.
En este Húsar de 1812, un tema propio del periodo napoleónico, se concentran el instante atrapado en la acción, la dinamización del lienzo por el escorzo de la figura, y la suntuosidad del color.En 1912 alcanzó notoriedad con La balsa del Medusa, tema relacionado con un trágico y escandaloso suceso reciente.
José Carlos LLOP, Palma de Mallorca, 1956, autor de libros de narrativa, poesía y diarios, con algunas traducciones y buena acogida de la crítica. Este poema procede del poemario La avenida Luz ,editado por Lumen.
CAFÉ TURCO
Me preguntas por mi juventud
y te digo que fue rara. ¿Por qué?,
insistes, y yo respondo que no sé.
La época, supongo, y una forma
equivocada de interpretar el mundo,
o de encontrar mi lugar en él.
Entonces me propones un juego.
Piensa en tres cosas, dices,
las primeras que imagines
en la antesala de aquel tiempo,
qué sé yo, un aroma, una casa,
o un paisaje de palabras. Y sonríes.
Te miro, tan joven, tan diferente
a mí. Y digo: el húsar a caballo,
sable en mano, pintado por Gericault;
la mariposa de la calavera naranja
que aparece en un cuento de Poe;
el patio colonial de un hospital
de provincias: su olor a éter.
Y al decírtelo creo que comprendo
-húsares, calaveras, hospitales-
lo que antes nunca comprendí:
la rareza de esos años que perdí,
los días de quien consigo fue cruel.
Tú callas. Ya no sonríes. Ni siquiera
sé si sabes de Poe, de Gericault quién fue.
Pero no los necesitas para mirar así,
como si estrenaras la vida y ella a ti.
Pues no me extraña, anda -y aquí
coges mi mano-, vayamos a un café
(recuerdo que sonaba música sufí),
y lo que no conociste, yo te lo enseñaré.
No por obvio, el final es baladí:
aquella tarde, entre tus brazos, supe
lo que podría haber sido y nunca fui.
Mi canción es por si no fue suficiente
la manera en que te lo agradecí.
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