18 abril, 2021

Adam ZAGAJEWSKI antología de urgencia

 





Adam Zagajewski (Lvov,1945-Cracovia,21 marzo 2021)


Adam Zagajewski








AUTORRETRATO

Entre el ordenador, el lápiz y la máquina de escribir
se me escapa medio día. Algún día sumará medio siglo.
Vivo en ciudades extranjeras y a veces con personas extranjeras hablo sobre cosas que me son extrañas.
Escucho mucha música: Bach, Mahler, Chopin, Shostakovich.
En ella encuentro tres elementos, fuerza, debilidad y dolor.
El cuarto no tiene nombre.
Leo a poetas, vivos y muertos, de ellos aprendo perseverancia, fe y orgullo. 
Intento entender a los grandes filósofos (la mayoría de las veces consigo
captar sólo retazos de sus valiosos pensamientos). 
Me gusta dar largos paseos por las calles de París
y mirar a mis semejantes, vivos de envidia,
de deseo o de ira; observar una moneda plateada
que pasa de mano en mano y lentamente pierde
su forma esférica (se borra el perfil del césar).
A mi lado crecen los árboles que nada expresan,
si exceptuamos la verde e indiferente perfección.
Por los campos andan negros pájaros
esperando pacientes como una viuda española.
Ya no soy joven, pero siempre habrá alguien mayor.
Me gusta el profundo sueño cuando dejo de existir,
correr en bicicleta por un sendero cuando los álamos
y las casas se deshilachan como cúmulos en un cielo claro.
A veces los cuadros en los museos me hablan
y de repente desaparece la ironía.
Me encanta contemplar la cara de mi mujer.
Cada domingo llamo a mi padre.
Cada dos semanas quedo con los amigos,
de esta manera nos somos fieles.
Mi país se ha liberado de un mal. Me gustaría que después de aquella liberación siguiera otra.
¿Puedo contribuir en algo? No lo sé.
A decir verdad, no soy un hijo de la mar
como escribió de sí mismo Antonio Machado,
sino un hijo del aire, de la menta y del violonchelo,
y no todas las sendas del elevado mundo
se cruzan con los caminos de la vida que, por ahora, 
me pertenecen a mí. Deseo 1997/Acantilado 2005



AUTORRETRATO

                                        [Mayo 2008, después de ver Autorretrato de Eric Fischl]
 
Cada vez más viejo. Ropa gastada. Lee mucho, a veces se pierde
en los libros como un indio en una jungla impenetrable.
Se repite,
todo se repite, una agenda amarilla en el bolsillo, la gran llamada de la música.
Al atardecer se acerca a la ventana con una camisa arrugada, bosteza.
Aparece diferente en cada nueva fotografía, la cara del padre
se apodera de su cara, un poco melancólica; la barba blanca recortada,
afirman sus adversarios, probablemente es signo de capitulación.
Los ojos miran fijamente el objetivo con esperanza.
Cada vez más viejo.

Le gusta el agua, los ríos de la llanura ,soñolientos, y el verde océano;
cuando nada, su cuerpo desaparece en las corrientes oscuras
como si temporalmente  probara otro tipo de vida.
El viento
le deja sin respiración; la noche le devuelve una tranquilidad absoluta
("El único absoluto que tenemos, dice con burla un conocido con el que discute violentamente hace diez años).
Es un ciudadano, piensa en su país lleno de heridas, en el jardín de la infancia que nunca llegó a existir.

Viaja bastante, abril en Belgrado, viruela de la guerra reciente,
el Danubio crecido le recuerda su despreocupada juventud en Alemania,
en mayo Jerusalén, también rastros de guerra, pero la santidad
se eleva sobre la legendaria ciudad como el olor de las magnolias,
las preguntas de la periodista le parecen extrañamente familiares.
Crece lo extraño. siempre lo mismo: desayunar temprano, un largo paseo
después del almuerzo. Lentamente se transforma en un objeto inmóvil.
Los sueños le llevan al mundo subterráneo, el alba lo libera con destreza. 

Pero precisamente soy yo, yo todo el tiempo, indefinido, siempre
buscando, siempre yo, cada mañana abre un nuevo capítulo
brillante, y no es capaz de terminarlo, soy yo en la calle, en la estación, yo escuchando el llanto de un niño, la risa de los estudiantes,
el canto del estornino, el yo de la ignorancia, el yo de la inseguridad,
el yo del deseo, de la espera y de la felicidad salvaje, yo que no entiendo nada,
respondo a los acosos, dudo, intento volver a empezar,
me refugio en la conversación, en la desesperanza, en una erudita disertación,

en el silencio de un día invernal, yo aburrido, resignado, infeliz, arrogante, yo sumergido en los sueños
como un adolescente, mortalmente cansado como un viejo,
yo en el museo, en la playa, en la plaza de Cracovia, añorando un momento que no quiere llegar, que se esconde
como las montañas en una tarde nublada, finalmente llega
la claridad, y de repente lo sé todo, sé que ella no es yo.
Mano invisible,2009/ Acantilado 2012



EL AEREOPUERTO DE AMSTERDAM

                                                                                                A la memoria de mi madre

Rosa de diciembre, estrecho deseo
en un jardín negro y vacío,
roya en los árboles y un humo denso
como si ardiera la soledad de alguien.

Ayer pescando volvía pensar
en el aeropuerto de Amsterdam,
en sus pasillos sin pisos, sin salas
de espera llenos de sueños ajenos,
manchados con el infortunio.

Loa aviones, halcones sin botín,
hambrientos, golpeaban
el cemento casi con rabia.

Aquí podría haber sido tu entierro,
(inatención, multitudes huyendo),
un buen lugar para la ausencia.

Hay que velar a los muertos
bajo la gran carpa del aeropuerto.
Volvimos a ser nómadas,
ibas rumbo al oeste en ropa de verano,
te sorprendían la guerra y el tiempo,
las ruinas con moho, la imagen del espejo:
era una vida pequeña y cansada.

Cuando hay oscuridad brillan las cosas últimas,
las salidas del sol. cuchillos y horizontes.

Te despedí en el aeropuerto, valle
de la prisa, con lágrimas en venta.

Rosa de diciembre, dulce naranja,
sin ti ya no tenderemos
Navidad.

La menta suavizaba la migraña...
En el restaurante siempre eras
quien más estudiaba el menú...
En nuestra ascética familia
eras la maestra de la expresión
pero moriste tan discretamente...

Farfullará tu nombre un viejo cura.
El tren se detendrá en el bosque.
Al amanecer nevará
sobre el aeropuerto de Amsterdam.

¿Dónde estás?
allí donde enterraron la memoria. 
Allí donde crece la memoria.
Allí donde enterraron la rosa, la naranja y la nieve.
Allí donde crece la ceniza.
Tierra de fuego1994/ Acantilado 2004



PINTORES HOLANDESES

Escudillas de estaño repletas y pesadas de metal.
Gruesas ventanas hinchadas por la luz.
Materialidad de plomizas nubes.
Vestidos como colchas. Ostras húmedas.
Objetos inmortales, pero que no nos sirven.
Andan solos los zuecos de madera.
Las baldosas nunca se aburren,
y juegan al ajedrez con la luna.
Una chica fea estudia una carta
escrita con tinta simpática.
¿Será de amor o de dinero?
El mantel huele a moral y almidón.
La superficie no conecta con la profundidad.
¿Misterio? No hay misterio alguno,
sólo el azul del cielo, hospitalario
e intranquilo como gritos de gaviotas.
Absorta, una mujer pela una manzana roja.
Los niños sueñan con la vejez.
Alguien lee un libro (un libro es leído),
alguien se duerme y se vuelve un objeto
cálido, que respira (como un acordeón).
Les gustaba habitar. Y lo habitaban todo,
el respaldo de madera de una silla
y en hilos finos de leche como el estrecho de Bering.
Puertas de par en par, el viento era afable,
las escobas descansaban tras el trabajo a conciencia.
Descubiertas las casas. Pintura de un país
donde la policía secreta no existía.
Sólo una sombra prematura entró
en el rostro del joven Rembrandt. ¿Por qué?
Pintores holandeses, decid, ¿qué pasará
al pelar la manzana, cuando falte la seda,
cuando todos los colores sean fríos
Decidnos, ¿qué es la oscuridad?Tierra de fuego 1994/Acantilado 2004



UNA MAÑANA EN VICENZA

                                                                                                                                                                                                                   In memoriam Josif Brodsky,  Kryzsztof Kiéslowki
                                                                   


El sol era tan delicado, tan joven que nos preocupaba,
un movimiento imprudente de la mano podía
rayarlo, incluso un grito (si alguien hubiese querido
gritar) lo amenazaba; sólo  a las dispersas golondrinas
de alas duras como el hierro fundido les estaba
permitido silbar fuerte, porque pasaban una breve
infancia llena de angustia en nidos de barro,
junto a sus hermanos, pequeños y locos planetas,
negros como arándanos silvestres.

En una cafetería un garçon aún dormido (bajo sus 
ojos afluían las últimas sombras de la noche) buscaba suelto
en un bolsillo sin fondo, el café olía a la solemnidad 
de la tinta de imprenta, a dulzura y a Arabia. El azul 
del cielo prometía un largo atardecer, un día interminable.

Te miraba como si te estuviera viendo por primera vez.
Y hasta parecía que las columnas de Palladio
hubiesen acabado de nacer, emergiendo de las olas
del alba, como Venus, tu compañera mayor.

Empezar de nuevo, contar las pérdidas, contar los muertos,
empezar un nuevo día, aunque vosotros ya no estéis, tú
a quien enterramos dos veces y a quien lloramos dos veces
(viviste el doble de intenso que otros, en dos continentes, dos
lenguas, la realidad y la imaginación) y tú, de marcados rasgos
y mirada que agrandaba cosas y corazones (siempre demasiado
pequeños). Ya no estáis y así ahora llevaremos una doble vida
a la vez en la luz y en la sombra, en el radiante sol del día
y en el frío de los pasillos pétreos, en el luto y en la alegría.
Deseo (1997),Acantilado 2005


ZURBARÁN

Zurbarán pintó
santos españoles
y naturalezas muertas,
los alternaba
y por eso los objetos
que yacen en las pesadas mesas
de sus naturalezas muertas
son, también, santos. / Antenas (2007) Acantilado 2007



IGLESIAS DE FRANCIA 
                                                                                                                                                                                                                                                                                             A Czeslaw Milosz


Iglesias de Francia, más hospitalarias que sus 
    posadas
               y sus poemas,
alzándose entre los viñedos como grandes racimos,
      o en las colinas,
                                    suavemente,
o hundidas en los valles, al fondo del verde mar, 
    en un seco
                       paisaje,
edificios abandonados, graneros desiertos
de piedra gris, entre casas grises, en medio de
    aldeas
                grises,
pero por dentro rosadas o blancas o decoradas con
    el sol que se filtra
                                    en los vitrales.
Pequeños templos románicos de siluetas fornidas,
    como artesanos
                                 modelados por su labor,
la invisible iglesia de Pascal, cosida en el lienzo
y las esbeltas catedrales como garzas sobre
ciudades, visibles desde la autopista;
                                                                    la más bella en Chartres,
donde la piedra ahoga el deseo.
Los molinos cistercienses, removiendo el agua en
arroyos de domingo,
                                       y sus estanques,
las sinagogas, hermanas mayores, tantas veces
traicionadas y saqueadas,
                                                discretas,
las ruinas de la abadía de Normandía, donde una
víbora negra disfruta
                                        del calor entre los frambuesos,
un joven árbol creciendo en el tejado de una iglesia
rural, un joven fresno
                                       que se hará monje,
la basílica de Vézelay, de Magdalena, rosa como la
boca
        de las fresas silvestres.
La iglesia de Claudel, corpulenta, casi sin cuello,
inspirada, a veces
                                 llena de furia,
y la iglesia de Tournus, de cuyos arcos también los 
árabes tienen que estar 
                                           orgullosos;
cubiertos de musgo los muros de las modestas
capillas, que olvidaron
                                            sus nombres,
o la basílica fortificada de Albí, obra maestra del
arte militar,
                        enfundada en una piel de dragón,
y en la plaza vendedores de frutos secos, de
    estampas y pasteles
                                        de anís.
Pero al atardecer los vendedores desaparecen y sólo
    los muros y ventanas
                                            ciegas como gatitos, se quedan,
y la noche inabarcable, y mucho silencio,y a veces la
    explosión de un cometa
                                                al extinguirse.
Los capiteles románicos en los claustros, como 
    esculpidos por niños
                                        prodigio.
Los prados donde se encuentran los amantes.
El Jeremías pétreo de Moissac, de cara bondadosa.
La iglesia de Maurice, que aprendió mi lengua y vive
    en Varsovia,
                           con los más pobres.
Iglesias de Francia, oscuras vasijas, donde yerra la 
    tímida llama
                            de una poderosa luz.
                                                                      
Antenas (2007) Acantilado 2007
                                 
    

LO QUE PASÓ

Lo que pasó había pasado antes.
Cuatro toneladas de muerte yacen en la hierba
y duran las lágrimas secas entre las hojas del herbolario.
Lo que pasó, se quedará con nosotros,
y crecerá y disminuirá.

Pero nosotros tenemos que vivir,
dice un castaño casi enmohecido.
Nosotros tenemos que vivir,
canta la langosta,
nosotros tenemos que vivir,
murmura el verdugo. /Tierra de fuego( 1994), Acantilado,2004



LEYENDO A MILOSZ

De nuevo leo los poemas que usted dejó,
escritos por un rico que lo entendía todo,
y por un pobre a quien le quitaron la casa,
por un emigrante y un solitario.

Usted siempre quiere decir más de lo posible
más allá de la poesía, hacia arriba, hacia las alturas
y también hacia abajo, justo donde empieza
nuestra región, con humildad y timidez.

A veces usted habla con tal tono
que, de verdad, el lector cree
por un instante
que cada día es sagrado

y que la poesía, cómo expresarlo,
redondea la vida, haciéndola
plena, orgullosa, sin avergonzarse
de la fórmula perfecta.

No es hasta el atardecer,
cuando dejo el libro,
que vuelve el ruido de la ciudad:
alguien tose, llora, alguien impreca./Antenas (2007), Acantilado, 2007


TEMA: BRODSKY

Por favor, apunten: nacido en mayo,
en una húmeda ciudad (de ahí el tema :agua),
sitiada poco después por un ejército
cuyos oficiales llevaba en la mochila
poemas de Hölderlin mas, por desgracia, sin
tiempo para leer. Excesivo trabajo en el terreno.

El tono sardónico; la desesperanza, real.
Siempre de viaje, de México a Venecia,
era querido, era un orador que sin descanso
hacia campaña por su partido poco útil
(su nombre : Poesía versus Infinito,
o PVI, si alguien prefiere las siglas).

En todas las ciudades y puertos tenía
a sus agentes; a veces cantaba poemas
ante una conmovida multitud que nada
entendía; después, cansado, fumaba un Gauloises
en el muelle de cemento, y las gaviotas viraban
en lo alto como en el Báltico, en casa.

Una enorme inteligencia. Tema favorito: el tiempo
versus el pensamiento que persigue fantasmas;
María Estuardo, Dédalo, Tiberio reviven en él.
La poesía debía ser como una carrera de caballos:
los caballos son salvajes; los jinetes, de mármol;
la meta, invisible, desaparece en las nubes.

Por favor, recuerden: ironía y dolor;
el dolor vivía en el corazón ya hacía tiempo
y crecía sin descanso; sí, como
si cada elegía por él escrita
lo amara con egoísmo y deseara
convertirlo en su protagonista;

per, por favor, señores (un poco de paciencia,
ya terminamos), en realidad no sé
cómo mostrar eso: aquella casi ternura,
y la sonrisa, tímida apenas,
un momento de duda, el afecto,
una pequeña pausa en la argumentación./Antenas (2007) Acantilado 2007



BLAKE

Veo a William Blake, cada día
hallaba a ángeles en las copas de los árboles 
y encontraba a Dios Padre en las escaleras
de una humilde casa; y la luz en un sucio callejón.

A Blake, que murió
cantando alegremente
en el bullicioso Londres, ciudad
de prostitutas, almirantes y milagros.

al William Blake grabador que trabajaba duro
y vivió en la pobreza, no en la desesperanza,
y siguió recibiendo señales ardientes
del océano y del cielo estrellado,

y no perdió la esperanza porque la esperanza
nacía siempre de nuevo como el respiro; veo
a los que como él pasaron por una calle grisácea
en dirección a la orquídea rosada del alba. 
                    Antenas (2007)/Acantilado 2007



LEONARDO

Ahora vive en Francia,
más tranquilo y mucho más débil.
Es el orgullo del reino. El monarca
le honra con su amistad.
El Loira fluye lento con sus aguas.
Considera los proyectos
que no ha conseguido realizar.
La mano derecha, medio paralizada,
ya se ha despedido de él.
La izquierda también querría irse.
Y el corazón, y todo el cuerpo.
Aún se defienden
las islas de luz./ Mano invisible (2009), Acantilado, 2012



DESCONSUELO POR LA PÉRDIDA DE UN AMIGO

Mi amigo no ha muerto, mi amigo vive
Pero non puedo encontrarlo, no puedo verlo
No nos está permitido hablar entre nosotros
Mi amigo se esconde de mí
Se lo ha llevado una profunda corriente política
Mi amigo ahora sabe la respuesta a todas las preguntas
Y sabe encontrar la fuente de cada respuesta
Mi amigo considera que yo soy
frívolo, errante, irreflexivo,
perdido sin esperanza en las tendencias
de los epítetos irresponsables
en una maleza amenazadora de evasivas
Mi amigo sabe qué es el ancla de nuestra vida
qué es una hipérbole superflua y qué sólo una lítote
Mi amigo por las noches no sale
de casa  ni siquiera en mayo cuando todas
las casas cantan y las golondrinas desaparecen en el cielo
por largo tiempo y vuelven de allí alegres
despojadas de preocupaciones, renovadas
Mi amigo amaba la patria
pero la patria es seria y no sale a pasear ni siquiera
en mayo, sólo está alerta, mi amigo
no tiene tiempo ni para metáforas ni para el pars pro toto
Mi amigo se esconde de mí
Mi amigo vive. /Asimetría,2017)Acantilado, 2017


MAR DEL NORTE

       Así nos imaginamos el conocimiento:
        oscuro, salado, claro, móvil, completamente libre...
                                                                    ELIZABETH BISHOP

tal vez fuera que sólo fingíamos no saber nada.
Quizá así fuera más fácil ante la inmensidad de la 
experiencia,
ante el sufrimiento (en general, el sufrimiento ajeno).
quizá en todo eso hubiera incluso un poco de pereza
y una pizca de distensión. Tal vez hubiéramos pensado:
es mejor ser epígono lejano de Sócrates
a reconocer que, no obstante, sabemos algo.
tal vez en los grande paseos cuando se mostraban
la tierra y los árboles, cuando empezamos a entender algo
tuvimos miedo de nuestra determinación.
Tal vez nuestro conocimiento sea amargo, demasiado 
amargo,
como la ola gris del mar del Norte
que ya se ha tragado muchos barcos
pero que sigue estando hambrienta.Asimetría (2017),Acantilado 2017

 

LA POESÍA ES BÚSQUEDA DE RESPLANDOR


La poesía es búsqueda de resplandor.
La poesía es un camino real
que nos lleva hasta lo más lejos.
Buscamos resplandor en la hora gris, 
al mediodía o en las chimeneas del alba,
incluso en el autobús, en noviembre,
cuando al lado dormita un viejo cura.

El camarero en el restaurante chino
estalla en llanto y nadie imagina por qué.
Quién sabe, quizás esto también es una búsqueda
que se parece a un instante a la orilla del mar,
cuando en el horizonte aparece un barco rapaz
y se detiene, paralizado largo tiempo.
Pero también momentos de profunda alegría

e incontables momentos de angustia.
Déjame ver, por favor.
Déjame persistir, por favor.
Al atardecer cae una fría lluvia.
En las calles y avenidas de mi ciudad
en silencio y con fervor trabaja la oscuridad.
La poesía es búsqueda de resplandor./ Antenas (2007)/Acantilado 2007






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