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Van Gogh, Autorretrato
L'arbre fleuri
De las cartas de Rainer Maria RILKE a su mujer, la escultora Clara Rilke, en la remitida desde París el 3 de octubre de 1907 (jueves), le comenta una carpeta de dibujos de Van Gogh que le han prestado y le cuesta devolver; y , como de pasada, bosqueja una biografía del pintor holandés breve pero poco convencional. Y con trazos certeros -como los de un buen pintor que en un rápido diseño concentra la máxima expresión y belleza- logra capturar la esencia del pintor holandés en una semblanza conmovedora.
Paul Gauguin, retrata a Van Gogh pintando girasoles,1888, ól/lz, 73 x 92, Amsterdam, Van Gogh Museum
"...¡Si estuvieras a mi lado ante la carpeta de Van Gogh (que con gran pesar voy a devolver) ! Me han hecho mucho bien estos dos días: era justo el momento. Cuántas cosas verías tú en ella que aún no puedo ver yo. Quizá no habrías leído la pequeña nota biográfica, de apenas una decena de líneas, que precede al índice, entregándote toda tú al solo mirar. Es muy concreta, y sin embargo, extraordinariamente rica de lectura.
Marchante de cuadros, y al comprender tres años después que no, que no era esto, modesto maestro de escuela en Inglaterra. Y en esto la resolución: meterse cura. Se va a Bruselas a aprender griego y latín. Pero, ¿por qué este rodeo? ¿No hay en algún lado gente que no le exija griego y latín a su predicador? Se convierte así en lo que llaman un evangelista, y se va a las cuencas carboníferas y les cuenta el Evangelio a las gentes. Y mientras lo cuenta empieza a dibujar. Y al fin ni se da cuenta de cómo se calla, y ya sólo dibuja.
Y desde entonces ya no hace otra cosa, hasta que le llega la última hora, cuando se decide a romper con todo, porque quizá durante semanas no le fuera posible pintar; esto de dejarlo todo, la vida antes que nada, le parece natural. ¡Qué biografía! ¿Es de veras cierto que ahora todo el mundo hace como si entendiera, esto y los cuadros surgidos de ello ? ¿Marchantes y críticos de arte, no deberían, en el fondo, mostrarse más perplejos o indiferentes ante este encantador fanático, en el que revive algo de san Francisco?
Me asombro de su rápida fama. ¡Ay, cuánto también él había quitado y quitado!En el autorretrato de la carpeta tiene mal aspecto, atormentado casi desesperado, pero no calamitoso: Como cuando a un perro le va mal. Tiende el rostro y se advierte, objetivamente, que noche y día lo pasa mal.Pero en sus cuadros (L'arbre fleuri) ya se ha enriquecido la pobreza: un gran resplandor interior. Y así lo ve todo, como pobre: basta con cotejar sus Parques. Lo dice con toda tranquilidad, con toda sencillez, como para gente pobre que pueda entenderlo; sin prestar atención a la exuberancia que hay en los árboles; como si esto ya supusiera alguna parcialidad.
No está de ningún lado, ni del de los parques, y su amor por todas las cosas va hacia lo anónimo y se mantiene oculto a él mismo. No muestra su amor. Lo tiene. Y lo saca de él y lo mete rápidamente en el trabajo, en lo más profundo e imparable del trabajo: ¡deprisa!, ¡que nadie lo vea! Así se le siente en estas cuarenta láminas: ¿no te has encontrado un poco a mi lado, ante esta carpeta?"
R.M.Rilke, Cartas sobre Cézanne, Paidós estética.
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