"Leonardo Sciascia. Fuego en el alma", de Domenico Porzio desarrolla un dilatado dialogo entre el escritor siciliano y el periodista y crítico napolitano. Los encuentros tuvieron lugar en Palermo a fines de 1988 . Las conversaciones se interrumpieron por la muerte de Sciascia en 1989 y la muerte repentina de Porzio unos meses después haría que el libro apareciera solo póstumamente en 1992. Los temas tocados eran entonces, y todavía, candentes: fascismo, democracia cristiana catolicismo, cristianismo, el papado, la mafia, el arte, los viajes, la literatura...y el interés quedaba potenciado por la lucidez sensible con que los examina y comenta un Sciascia siempre incisivo y veraz.
En 2021 será su centenario y es buena ocasión para comprobar que la precisión, la agudeza, la sabiduría, la amenidad narrativa y un estimulante talante moral siguen vivos en su escritura.
En el libro de Porzio entre otros episodios vividos por él el escritor se refiere al desembarco de las tropas americanas en Sicilia durante la Segunda Guerra Mundial.
[...]¿Dónde te encontrabas cuando estalló la guerra?
En Racalmuto. Me había ya licenciado y estaba empleado en el Consorcio. No he hecho la guerra.Estaba delgadísimo; durante dos años he estado en revisión. Luego me han destinado a servicios auxiliares. Pero no e han llamado nunca.
¿Ha pasado la guerra por Racalmuto?
No, había alemanes de paso.En "Negro sobre negro" he contado la historia de la llegada de los americanos, el 9 de julio de 1943. El desembarco de los americanos ha sido una verbena. Las destrucciones las habían hecho con la artillería y los bombardeos. En los lugares importantes, en los nudos ferroviarios, había sido espantoso. En los pueblos no. En una ocasión ametrallaron un pueblo y mataron a un carretero. Hubo también el episodio que recordábamos antes, la patrulla que ha encontrado al hombre con la camisa negra de luto y ha creído que era un fascista. Por lo demás ha sido una fiesta. Habían creado una división, llamada "Texas", compuesta enteramente por hijos de sicilianos. Parecía una repatriación, una fiesta entre parientes. Hablaban siciliano.
Han mandado a los hermanos liberadores.
Parientes.Ha sido una ocurrencia muy inteligente.¡Toda una división de sicilianos!
Los habrán acogido con todos los honores.
¡Oh! He descrito esa entrada de los americanos, que, sin embargo, me causó una cierta depresión. Recuerdo que estuvimos encerrados en casa debido al toque de queda, a la emergencia. En un cierto momento, mientras estábamos en el café de la plaza y estaban sentados también un sargento y un carabinero, desde el fondo de la calle vimos aparecer a una patrulla americana. Sucedía cinco o seis días después de su desembarco en Gela. Para nosotros fue una aparición alucinante. Un cabo caminaba por el centro de la calle, a lo Gary Cooper; a los lados marchaban dos soldados con los fusiles apuntando a las ventanas opuestas. Avanzaban lentamente mientras nosotros estábamos como hipnotizados por la aparición. Cuando llegaron al café apuntaron con los fusiles a los dos carabineros, y uno por detrás fue a quitarles las pistolas. En un momento se oyó un grito: "¡Viva la libertad!". Era uno que casi siempre estaba en la cárcel por robo. Aquel grito fue un shock. Inmediatamente después alguien sacó una bandera americana, no sé quien la tenía en casa.
¿En Racalmuto alguien tenía en casa la bandera americana?
En Racalmuto.Y salió una multitud de gente con botellas de vino y vasos para agasajar a la patrulla americana. Una verbena.
Los campesinos, entretanto, ¿volvían a cultivar sus tierras?
Sí, hasta un palmo de tierra...Es lo que dice Goethe cuando cruza la región interior de Sicilia. Las mieses eran de una pureza extraordinaria porque se trabajaba en serio aprovechándolas al máximo. Luego con el mercado negro, la mafia. Los americanos llegaron con la lista de los mafiosos en los bolsillos. Los alcaldes de casi todos los pueblos fueron elegidos entre mafiosos.
¿Y por qué los americanos se preocupaban de que fueran mafiosos? ¿Porque los mafiosos estadounidenses habían colaborado, diciendo: "Esa gente es de confianza"?
Sí, habían colaborado. Por lo que también en Racalmuto nos pusieron un alcalde que era uno de esos. En el 44 lo mataron en la plaza, misteriosamente. No se ha sabido por qué. Detuvieron a uno, lo condenaron, pero yo creo que era inocente.[...]
Domenico Porzio, "Leonardo Sciascia Fuego en el alma". Mondadori, 1992