31 octubre, 2010

Miguel Hernández, el rayo que no cesa

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EL 30 DE OCTUBRE DE 2010 SE CELEBRA EL CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE MIGUEL HERNÁNDEZ (Orihuela, 1910-Alicante, 1942). Con ese motivo El Cultural dedica un dossier al poeta con artículos que le enfocan desde distintos ángulos; en el de Jorge Urrutia se señala con brillantez cómo en los documentos cinematográficos de la época, años treinta, está visualmente escrita una de las causas de fondo que llevaron a la Guerra Civil; porque en ellos se capta, con inmediatez y veracidad, la realidad socio-económica de la España de entonces: la pobreza generalizada y el atraso de la mayoría frente al bienestar de la escasa burguesía ilustrada o no. Aunque otras causas de fondo para el estallido de la guerra fueran la crisis del 29, con el auge de los fascismos, el aparente final del sistema capitalista y el también aparente triunfo del socialismo, la pobreza y la polarización social de la España de entonces resultaron decisivas.Urrutia escribe :
"Lo que más me sobrecoje cuando veo los documentos cinematográficos de la España de los años treinta, es la evidente miseria de las gentes. Salvo los políticos y los intelectuales de la Residencia, sólo caras mal afeitadas, moños medio deshechos, ropas arrugadas, harapos, sudor, telas negras, alpargatas modestísimas, rostros de angustia y hambre incluso tras una tímida sonrisa. Esa notoria distancia entre masas y élites más o menos cultas y generalmente rentistas está en la razón profunda de la guerra civil y es lo que el conservadurismo más empecinado se niega a percibir."

Benjamín Palencia, Retrato de Miguel Hernández, h1935

Miguel Hernández era una de esas personas de ropas arrugadas y alpargatas modestísimas que ha captado la cámara, cuando en 1931 llega a Madrid;Neruda lo recuerda en Confieso que he vivido,sus memorias:

"Uno de los amigos de Federico [García Lorca] y Rafael [Alberti] era el joven poeta Miguel Hernández. Yo lo conocí cuando llegaba en alpargatas y pantalón campesino de pana desde sus tierras de Orihuela, en donde había sido pastor de cabras. Yo publiqué sus versos en mi revista Caballo Verde y me entusiasmaba el destello y el brío de su abundante poesía."
Miguel no pertenecía a la burguesía, como Lorca, Guillén,Aleixandre,Alberti o Gerardo Diego...Su padre era un tratante en ganado, analfabeto y brutal, pero aunque llevaban una vida sencilla no era la pobreza extrema que se le adjudica a menudo y si fue pastor lo era del rebaño de la familia.

Asiste al Colegio de Santo Domingo regentado por los Jesuitas, en su modalidad para niños pobres;los jesuitas, que comprenden las dotes especiales del chico, se ofrecen a costearle la carrera eclesiástica, pero su padre se niega, no está dispuesto a que siga perdiendo el tiempo estudiando. En 1924 le hace abandonar el colegio para trabajar como dependiente en una tienda, cuyo local se incendia por lo que al año siguiente vuelve a ser pastor y comienza a escribir versos. En 1931 viaja a Madrid por primera vez. Más adelante ingresará en el Partido Comunista y participará en la guerra en el lado de la República. En 1937 viaja a la Unión Soviética y dedica versos elogiosos a Stalin en el poema Rusia.


En 1939,al acabar la Guerra Civil, es detenido, juzgado y condenado a muerte por un Consejo de Guerra. Posteriormente, gracias a la intervención de algunos escritores, se le conmuta la pena por treinta años. Las condiciones durísimas de las cárceles franquistas y la tuberculosis que desarrolla en ellas, le conducen a la muere -en la cárcel de Alicante , el 28 de marzo de 1942.


Pablo Neruda, a quien conoció en 1934 y cuya admiración era mutua, le describe en Confieso que he vivido:
"Miguel era tan campesino que llevaba un aura de tierra en torno a él. Tenía una cara de terrón o de papa que se saca de entre las raíces y que conserva frescura subterránea. Vivía y escribía en mi casa. Mi poesía americana, con otros horizontes y llanuras, lo impresionó y lo fue cambiando.
Me contaba cuentos terrestres de animales y pájaros. Era ese escritor salido de la naturaleza como una piedra intacta, con virginidad selvática y arrolladora fuerza vital...."[...] Como no tenía de qué vivir le busqué un trabajo. Era duro encontrar trabajo para un poeta en España. Por fin un vizconde, alto funcionario del Ministerio de Relaciones, se interesó por el caso y me respondió que sí, que estaba de acuerdo, que había leído los versos de Miguel, que lo admiraba y que éste indicara qué puesto deseaba para extenderle el nombramiento.
- Miguel Hernández, al fin tienes un destino. El vizconde te coloca. Serás un alto empleado. Dime qué trabajo deseas ejercer para que decreten tu nombramiento.
Miguel que se quedó pensativo.[...]me dijo:
-¿No podría el vizconde encomendarme un rebaño de cabras por aquí cerca de Madrid?
El recuerdo de Miguel Hernández no puede escapárseme de las raíces del corazón.[...]

Vicente Alexandre le recuerda así:
Desde esos día empezó a venir frecuentemente por casa. Miguel era entonces el autor de Perito en lunas, libro editado en muy corta tirada hacía dos años en Murcia,y que había pasado desapercibido. En esa obra se veía más que nada al prodigioso artífice temprano, cuajadas sus octavas en los últimos efluvios del centenario de Góngora, que todavía había alcanzado a su sanísima juventud.[...]
Octavio Paz, que le había conocido en 1937 en Valencia en el II Congreso Internacional de Intelectuales Antifascistas, a su muerte en 1942 escribe :


"Le conocí cantando canciones populares españolas en 1937.Poseía voz de bajo, un poco cerril, un poco de animal inocente: sonaba a campo, a eco grave repetido por los valles, a piedra cayendo en un barranco. Tenía los ojos oscuros de avellana, limpios, sin nada retorcido o intelectual: la boca como las manos o el corazón, era grande y, como ellos, simple y jugosa, hecha de barro por unas manos puras y torpes, de mediana estatura, más bien robusto, era agil,[...]En aquella sala de un hotel de Valencia llena de humo, de vanidad y, también, de pasión verdadera, Miguel Hernández cantaba con su voz de bajo y su cantar era como si todos los árboles cantaran.[...]"

Desde su autodidactismo aborda con pasión la lectura poética; un curso intensivo, casi heroico, que le ponen a la altura del resto de poetas del 27 con quienes se codeará. Parte de los románticos, Zorrilla, Espronceda, Bécquer, sigue con el modernismo de Rubén Darío, el clasicismo de Lope , Garcilaso , Góngora,hasta llegar a Valéry, Guillén... las vanguardias. En distintos poemas se pueden atisbar algunas de estas influencias aunque Miguel Hernández, que muere a los 31 años con apenas diez de práctica poética seria, llega a tener su propia voz poética, con hallazgos literarios valiosos, capaces de emocionar y llegar a la gente que él prefiere como interlocutores; porque a pesar de esa educación en la estética burguesa, y Jorge Urrutia lo señala, su poesía, por convencimiento ideológico, debe comprenderse como la ruptura sincera y profunda entre las élites y las masas populares.
DÍA ARMÓNICO

Hoy el día es un colegio
musical.
Más de un trillón
de aves, cantan la lección
de armonía que el egregio
profesor Sol les señala
desde su sillón cobalto;
y dan vueltas en lo alto
con un libro abierto: el ala.(h,1930)


ME LLAMO BARRO AUNQUE MIGUEL ME LLAME

Me llamo barro aunque Miguel me llame.
Barro es mi profesión y mi destino
que mancha con su lengua cuanto lame.

Soy un triste instrumernto del camino.
Soy una lengua dulcemente infame
a los pies que idolatro desplegada.

Como un nocturno buey de agua y barbecho
que quiere ser criatura idolatrada,
embisto a tus zapatos y sus alrededores,
y hecho de alfombras y de besos hecho
tu talón que me injuria beso y siembro de flores.

Coloco relicarios de mi especie
a tu talón mordiente, a tu pisada,
y siempre a tu pisada me adelanto
para que tu impasible pie desprecie
todo el amor que hacia tu pie levanto.
[...]
Teme que el barro crezca en un momento,
teme que crezca y suba y cubra tierna,
tierna y celosamente
tu tobillo de junco, mi tormento,
teme que inunde el nardo de tu pierna
y crezca más y ascienda hasta tu frente.

Teme que se levante huracanado
del blanco territorio del invierno
y estalle y truene y caiga diluviado
sobre tu sangre duramente tierno.

Teme un asalto de ofendida espuma
y teme un amoroso cataclismo.

Antes que la sequía lo consuma
el barro ha de volverse de lo mismo.(El rayo que no cesa, 1936)


TE ME MUERES DE CASTA Y DE SENCILLA

Te me mueres de casta y de sencilla:
estoy convicto, amopr, ,estoy confeso
de que, raptor iontrépido de un beso,
yo te libé la flor de la mejilla.

Yo te libé la flor de la mejilla,
y desde aquella gloria, aquel suceso,
tu mejilla, de escrúpulo y de peso,
se te cae deshojada y amarilla.

El fantasma del beso delincuente
el pómulo te tiene perseguido,
cada vez más patente, negro y grande.

Y sin dormir estás, celosamente,
vigilando mi boca ¡con qué cuido!
para que no se vicie y se desmande. (El rayo que no cesa)


[UNA QUERENCIA TENGO POR TU ACENTO]

Una querencia tengo por tu acento,
una apetencia por tu compañía
y una dolencia de melancolía
por la ausencia del aire de tu viento.

Paciencia necesita mi tormento,
urgencia de tu garza galanía,
tu clemencia solar mi helado día,
tu asitencia la herida que lo cuento.

¡Ay querencia, dolencia y apetencia!:
tus sustanciales besos mi sustento,
me faltan y me muero sobre mayo.

Quiero que vengas, flor desde tu ausencia,
a serenar la sien del pensamiento
que desahoga en mí su eterno rayo. (El rayo que no cesa)


CANCIÓN ÚLTIMA

Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.

Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa,
con su ruinosa cama.

Florecerán los besos
sobre las almohadas.

Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.

El odio se amortigua
detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza. (El rayo que no cesa)

Benjamín Palencia, Paisaje de Castilla.
En Madrid, en 1934, conoce a los pintores de la Escuela de Vallecas, con los que traba amistad, especialmente con Alberto Sánchez, Maruja Mallo y Benjamín Palencia ,tan buen colorista como dibujante.

03 octubre, 2010

HEMINGWAY: Retrato de Grupo con París al fondo

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"...quien ha tenido la suerte de vivir de joven en París, París le acompañará siempre como una fiesta,"
escribió Hemingway a un amigo muchos años después.Y París fue una fiesta entre las carnicerías de las dos Guerras Mundiales y poco antes de que la ciudad fuera ocupada por los nazis - entre los años veinte y treinta-, cuando la capital francesa era el centro del arte, y un imán para  artistas plásticos, escritores,poetas, músicos, mecenas y marchantes...

Joyce, Beckett, Hemingway, Dos Passos, Gertrude Stein, Diego Rivera, Ezra Pound, César Vallejo, Scott Fitzgerald..., Picasso, Miró, Breton, Brancusi...futuristas,dadaístas, surrelistas..., y la librera y editora Sylvia Beach luchando desde su librería Shakespeare & Cº  hasta conseguir publicar el Ulises en 1922. Su "mejor cliente" y amigo Ernest Hemingway, ayudaría a introducir el libro de Joyce de contrabando en Estados Unidos, donde estaba prohibido, a través de Canadá; Algunos entre ellos pasaban dificultades, penalidades y escaseces...pero el talento fluía sin detenerse como las aguas del Sena que parten la ciudad en dos y en cuya margen izquierda ,vivían, se reunían a veces y trabajaban la mayor parte de ellos.
Si La Masía de Miró pertenece a la familia Hemingway es debido a que el azar reunió en París a un grupo de gente especial.Sorprende que un cuadro tan importante en el arte del siglo XX le pudiera comprar en 1923 un joven americano de 24 años sin apenas dinero y al que le gustaba la pintura vanguardista, casi sin secar aún, como la que poseía su amiga Gertrude Stein cuya colección de cuadros admiraba Hemingway con frecuencia en sus visitas a la calle Fleurus; la colección de la Stein arrancaba de Daumier, Delacroix, Cézanne,Gauguin y llegaba a los más reciente, Toulouse Lautrec, Matise, Picasso...
                                             Picasso,1906, Retrato de Gertrude Stein, Moma.

Gertrude y Picasso se hicieron muy amigos. Picasso deseaba pintar su retrato para lo que ella acudía al taller en el Bateau Lavoir donde posó muchas veces en medio del caos que era el estudio del pintor y el frío que hacía allí en invierno. El retrato es un año anterior a la pintura más rupturista de la época y un hito en la Historia del Arte: Las señoritas de Avignon y parece un ensayo para ella, sobre todo en el rostro de máscara influida por el arte ibérico y algún aspecto del tratamiento del espacio . La Stein se había instalado con su hermano Leo en París en 1903, en el 27 de la calle Fleurus.La casa era un lugar de reunión frecuente de intelectuales y artistas , en general de habla inglesa y apenas franceses, si hubo alguno.
Gertrud Stein sostenía que "Cuando un ser humano existe en relación con el mundo más que consigo mismo se aproxima al genio" Y añadía que Picasso y ella eran el mejor ejemplo. Se había convertido en una autoridad en la pintura más avanzada desde que su opinión contribuyera a consagrar a Picasso que le había hecho el retrato imponente, casi una arquitectura en cuyo espacio interior cabían el talento, ritmico y musical, de la Stein,su gran personalidad y su inmeso ego . Su criterio para juzgar las últimas tendencias en pintura se consideraba infalible y su aceptación o no hacía triunfar o fracasar una exposición de las muchas que celebraban en el París los pintores que trabajaban en Montmartre.
En París era una fiesta, uno de los libros que se releen una y otra vez sin cansarse , el joven Hemingway, cuenta cuánta buena pintura de la más audaz había en casa de su amiga Gertrude Stein en la que pasaba muchas tardes y cómo le gustaría a él también poder comprarla.Cuando lo comentó con ella,la Stein le expuso su teoría sobre la compra de arte :"había que elegir entre comprar ropa o cuadros". Pero como esa disyuntiva no parecía ser el verdadero problema de Hemingway ,que tampoco podía comprarse ropa y desde que había dejado de colaborar en la prensa canadiense para dedicarse exclusivamente a la literatura se había vuelto pobre,la Stein le aconsejó que buscara pintores jóvenes, como él, cuyos precios eran todavía asequibles.

Hemingway, algunos días practicaba boxeo en el Centro Americano con un joven pintor español que había llegado a París desde su Cataluña natal para trabajar y estar al tanto de lo último que se hacía en arte.Era Joan Miró, y ponía todo su empeño en la nueva pintura buscando con ahinco un camino propio; pintaba cuadros que luego no lograba vender ni para poder comer...; esas dificultades tenía entonces con La Masía, que ofrecía a conocidos y marchantes sin éxito.Finalmente Hemingway le pagó por ella 5000 francos de entonces, que debía ser un precio bajo, gracias a los préstamos de algunos amigos. Hemingway adoraba el cuadro y nunca se separó de él y posiblemente por eso su familia le conservó siempre.
                                  Hemingway con Dos Passos, a izda de la fotografía, años 30

John Dos Passos, que fue íntimo amigo de Hemingway y cuya amistad se rompió en el contexto de la ceguera y rigidez ideológica de los años treinta, en su interesante autobiografía Años Inolvidables, se refiere a la compra del cuadro:
Le pasaba lo mismo con la pintura. Quizá Gertrude Stein, que tampoco se equivocaba en aquel terreno, le ayudó a desarrollar su golpe de vista. Reconocía inmediatamente la calidad en el color y en el dibujo. Los pintores dela Escuela de París empleaban todos los trucos imaginables, pero Hem nunca se dejó engañar por las imposturas. Ya se tratara de política, de literatura o de pintura, siempre sabía poner las cosas en su sitio con un oportuno taco.


Recuerdo muy bien su compra de La Masía, de Joan Miró -creo que fue el último cuadro "objetivo" que pintó Miró- porque tuve que correr de un lado para otro reuniendo el dinero. Siempre estábamos prestándonos unos a otros. Descubrió que podía comprar el cuadro por dos o quizá tres mil francos (que eran muy pocos dólares al cambio entonces) y estaba excitadísimo temiendo que alguien se lo quitase. Trajo el cuadro triunfalmente a la serrería. Sigue siendo una de las mejores obras de Miró. Me pregunto lo que valdrá ahora.




Miró ,Barcelona 1893, se trasladó a París en 1920, como todos, porque era el lugar donde se sucedían los movimientos innovadores en el mundo de las artes. Miró, trabajaba incansablemente, en medio de estrecheces económicas y -en sus palabras- con la sensibilidad agudizada por el hambre hasta alcanzar estados casi místicos- tal vez por ello regresaba cuando podía al campo, a Montroig,cerca de Tarragona ;eso hizo en 1921,después de su primera exposición y allí pintó este cuadro que acabaría siendo una de sus pinturas más representativas.

Son las vísperas de la publicación por Breton del Manifiesto Surrealista en 1924. Miró se une al movimiento pero manteniendo su visión personal, evitando caer en los dogmatismos del grupo, de Breton y Aragón sobre todo: "eran demasiado dogmáticos. Me fastidian los dogmas", añade en la entrevista citada más abajo; el pintor adoptará los métodos surrealistas que priman lo irracional en el acto creativo y para tratar de alcanzar esa fase prelógica que reside en el inconsciente, se recurre a las teorias freudianas ,sobre todo el automatismo psíquico, a la libre asociación y al material que suministran los sueños; Miró pronto abandonará la figuración ,a veces hiperrealista del grupo, y se irá adentrando en una abstracción dominada por formas biomórficas que parecen flotar en el plano del cuadro hasta terminar en una pintura de colores puros y saturados más cercanos a la abstracción lírica que le caracteriza.

                 Miró, La masía,1922, ól/lz, 132 x 147cm. Nueva York. Colección Hemingway

El cuadro,está firmado en el ángulo inferior izdo.La Masía/ La Ferme es la representación de una casa de campo típica catalana; Miró vuelca formalmente la nueva visión que ha interiorizado de lo real y ha hecho suya partiendo de postulados de las distintas vanguardias a las que añade una interpretación ingenuista y el halo poético que es una constante en él.
La escena parece suceder de noche y un perro ladra a la luna, pero la noche queda desmentida por las labores en el lavadero o del caballo que hace girar la noria o el caracol y la lagartija en el ángulo inferior derecho y la ambigüedad .... crea una atmósfera onírica; el pintor combina ingenuidad y sabiduría para crear cada elemento del cuadro: la utilización de perspectivas múltiples en la representación del espacio y aspectos cubistas atenuados en las formas y fauvistas en la utilización arbitraria del color y presurrealistas en la asociación de objetos heterogéneos que acentúan la atmósfera de ensueño y ambigüedad que a pesar de la materialidad de lo representado envuelve la escena.
Joan MIRÓ: El carnaval de Arlequín. 1924-25. El estilo de Miró sólo dos años después de La Masía

En Conversaciones con Miró de Georges Raillard ,Granica Editor,Miró habla del proceso de esta pintura y de la compra por el escritor americano:

G.R. ¿Pintaba usted al aire libre?
M.-Oh sí. Como Cézanne, llevé el caballete hasta aquella granja en 1922. Comencé La Ferme ante el original de Montroig. Continué en Barcelona y la teminé en la calle Blomet. Todo estba allí, en la granja que pintaba, todo, el gallinero...[...]

G.R. Pero en La Ferme no todo estaba en el modelo. ¿El caracol, el taburete?
M.-Sí, sí. Le dije al campesino: ¿Tendría la amabilidad de poner allí un taburete?...Nada es inventado[...]

G.R. Había creado usted el ritmo en el paisaje antes de reproducirlo sobre la tela. Pero en París...
M-En París hice el primer plano. Iba al Bois de Boulogne y recogía hierbas, que me llevaba en un sobre. Las utilizaba como documentos.

G.R.¿Y de ahí procedían las diferencias de escala, la brizna de hierba que rivalizaba con el árbol?
M.-Exactamente. Para mí una brizna de hierba tiene más importancia que un gran árbol, una piedrecilla más que una montaña, una libélula es tan importante como un aguila. En la civilización occidental es necesario el volumen. (...) Pero en los frescos románicos se encuentran animales que tiene gran importancia. He observado con frecuencia esos frescos (...)

G.R. Su ruptura con la escala del Renacimiento es, pues, instintiva, natural.
M.-En efecto, es más bien instintiva. Todavía hoy, cuando paseo, miro el suelo o el cielo, no el paisaje.

G.R. ¿ Hemingway le pagó a usted La Ferme?
M.- Sí. algunos céntimos. Ya no sé cuanto. Estaba muy contento. [No queda claro si la última frase se refiere a Hemingway o a él, pero se extiende sobre las dificultades para vender el cuadro y se sobrentiende la necesidad que tenía de ello y del poco eco que tuvo el cuadro expuesto en un café de Montparnasse]

G.R. ¿Con qué ánimo?
M.-¡Bah! (se ríe).Me dije: es igual. Un día u otro saldrá adelante. Y después Hemingway compró esa Ferme. Él vivía entonces en la calle Notre Dame des Champs, y nos veíamos a menudo. No solamente en casas de amigos: los dos tomábamos lecciones de boxeo en el Centro Americano. Y algunas veces nos encontrábamos frente a frente en el ring. Frente a frente, bueno...él era un gigante y yo soy pequeño.[...]

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